El éxito, por definición, es el resultado feliz de un negocio, actuación o similar. No tiene nada que ver con ganar tu primer millón ni con salir en la portada de las revistas. El único factor que marca el éxito o el fracaso de un proyecto es nuestra propia satisfacción con el resultado del mismo. Será por eso que no conozco a nadie que haya afirmado tener éxito trabajado en una actividad que no le gusta.

Una vez escuché una historia de una madre que fue citada por el maestro de su hijo para hablar sobre las notas de este. Muy preocupado, el maestro le hizo saber a la madre que su hijo andaba distraído en clase y que había suspendido todas las asignaturas del curso excepto educación física, por lo que era urgente que ella tomara medidas para enderezar esa situación. Haciendo caso al maestro la madre sentó a su hijo en una silla y estuvo hablando con él durante mucho tiempo y por fin encontró la solución: al día siguiente apuntó al niño a clases particulares de natación. El niño no se perdía ni una sola clase, se pasaba el día esperando la hora de zambullirse en la piscina y se quedaba solo nadando después de terminada la sesión. Así pasaron los años y el niño creció y se convirtió en uno de los nadadores más importantes de su país.

Hay muchas cualidades que considero importantes en una persona: la sinceridad, el optimismo, la empatía, la curiosidad, las ganas de aprender, la generosidad… pero de entre todas ellas la que más aprecio es la perseverancia. Perseverar es parte de nuestro proceso de aprendizaje, repetir una y otra vez hasta que conseguimos nuestro objetivo.

Esa perseverancia se traduce en muchas horas de trabajo, y aquí es donde la pasión completa el dúo perfecto para alcanzar el éxito. Dedicarle tanto tiempo a una actividad que no nos apasiona acabará por hacernos tirar la toalla y nos dejará anímicamente derrotados.

¿Eres capaz de distinguir al camarero que está encantado con su trabajo del que está ahí porque no ha encontrado otra cosa? ¿O al profesor que desde pequeño soñaba con enseñar del que aprobó unas oposiciones porque su carrera no tenía «salidas»? ¿Y tu médico? ¿Es de los que tienen vocación o de los que siguieron la tradición familiar y acabó sentado en una consulta firmando recetas sin levantar la vista para mirar la paciente?

No pierdas más el tiempo caminando hacia el objetivo equivocado. Cuanto antes gires y dirijas tus pasos hacia donde de verdad quieres llegar menos trayecto tendrás que desandar.

A veces el éxito solo es cuestión de intentarlo una vez más.

Una vez que estás enfocado en lo que te apasiona a veces el éxito solo es cuestión de intentarlo una vez más.