Me llama poderosamente la atención la repercusión que está teniendo la red social Twitter en estos Juegos Olímpicos de Londres 2012. Y no lo digo solo por la cantidad de tuits que el acontecimiento está generando, lo cual es lógico, sino por la polémica que se puede generar en solo 140 caracteres. Atletas expulsados, fans detenidos y fallos en las retransmisiones deportivas son solo algunos ejemplos de noticias relacionadas con Twitter que han saltado a las páginas de los diarios en los pocos días de olimpismo que llevamos. ¡Y los que quedan!

No creo que a estas alturas a nadie se le escape que las redes sociales han cambiado la forma en la que nos comunicamos con el resto del mundo. Nuestras creencias, sentimientos o las fotos de nuestro desayuno pueden llegar a millones de personas en cuestión de segundos. Cada vez que enviamos un tuit nos exponemos a la reacción de todos y cada uno de sus receptores y, sin darnos cuenta , podemos convertirnos en  personaje público y ser objetivo en la misma proporción de los más bellos halagos y de las más feroces críticas .

En lo poco que llevamos de olimpiadas hemos asistido a comentarios racistas que han acarreado la expulsión de la atleta griega Paraskevi Papachristou y del jugador de fútbol suizo Morganella, a las respuestas salidas de tono de la judoca Rafaela Silva, e incluso la detención de un joven de 17 años por insultar al saltador Tom Daley después de que este fuera eliminado.

Todos ellos ejemplos de que hay personas que todavía no son conscientes de la repercusión que sus palabras pueden llegar a tener y de que los tuits no se los lleva el viento. Todos hemos contado en alguna reunión de amigos el típico chiste de [PONGA AQUÍ LA RAZA/SEXO/NACIONALIDAD QUE DESEE], o hemos hecho una crítica atroz sobre un determinado producto, establecimiento o marca, pero sabemos que difícilmente podríamos hacerlo en un contexto diferente sin que alguien se echara las manos a la cabeza (en el mejor de los casos).

Es sabido que algunas delegaciones han prohibido el uso de las redes sociales a sus integrantes durante su estancia en la villa olímpica, pero el hecho de que sean casi 10.000 atletas participantes de los cuales la mayoría entra a diario en internet para escribir en blogs y redes sociales (al parecer estadounidenses y brasileños a la cabeza), nos hace pensar que en los próximos días recibiremos noticias como estas.

¡Curioso el concepto este de olimpismo, que aparece como un oasis en este desierto de valores y ética! ¡Cuántos tuits retrógrados, ofensivos, racistas y sexistas nos vienen a la memoria que podrían haber sido motivo de sanción si las olimpiadas duraran todo el año!

Conclusión: cuidado con lo que escribes porque tus palabras están a tan solo unos pocos Retuits de convertirse en noticia.